Madrugada de Martes

Camino por las calles desoladas de mi barrio
El silencio
Puede robarte todo lo que llevas encima. El viento
Barriendo un montón de hojas secas en la vereda
Puede ser
La música más hermosa del mundo.

Fue culpa nuestra


La mañana tenía un olor fresco
Que zigzagueaba en tonos verdes 
La noche anterior había sido roja y oscura.
Nos habíamos encerrado en la habitación
Para refugiarnos del frío de la calle y perfumarnos
Con el mismo sexo que nos había inventado,
En el que reincidíamos a cada rato
Para olvidarnos de cuanto nos queríamos
O para recordárnoslo.