La
gente que me gusta fuma porro a la mañana. La gente que me gusta camina
descalza, coge sin forro, canta en la ducha. La gente que me gusta no es,
precisamente, la que le gusta a Benedetti, aunque él me gusta. A mí no me gusta
el arquetipo de persona responsable, esas personas preocupadas que viven para estresarse y
quejarse del stress que cargan. A mí me gustan los perros, las personas con
almas, las que sueñan boludeces, las que deliran, las que encuentran la
felicidad en cualquier cosa, o en la nada. Me gusta la gente sin edad, la que
no sabe cuantos años tiene, ni como se llama ni dónde vive. Me gusta la gente
sin plata, la que manguea, la que presta, la que da. Los que no necesitan la
aprobación de nadie, los que se cagan en todo, los caídos del sistema.
Me
gusta esa persona que sabe que otra persona se avergüenza al verlo y él sabe
reír de eso y por eso me gusta. Me gusta la gente que deja para mañana lo que
puede hacer hoy, y mañana se lamenta de no haberlo hecho ayer y vuelve a
dejarlo para mañana. Los que fuman en los baños me gustan, los que se atrasan
en los impuestos, los que siempre tienen un porrón en la heladera, los que
rompen reglas, los que riegan plantas, los que tienen barba. Me gusta el
viajero y no el turista, el que cuida las plantas y rompe lo huevo´, me gusta
la flor y no el paraguayo, el wisky y no el fernet. Me gusta la gente que no
usa paraguas cuando llueve.
No
me gusta la gente del After Office, me gusta la gente de la plaza, la del mini,
la del parque. Me gustan las personas simples, esos pocos. Me gustan los que se
sacudieron todo el polvo enfermo del mundo. Me gusta el pibito que no se
conforma, el que pregunta, el que rompe las pelotas. Me gusta la gente que cree
que está bueno que exista gente a la que no le guste este tipo de gente. Pero a
mi me gusta la gente que lee libros, que escribe cosas, que pinta las paredes,
que putea. Los que piensan que tenerlo todo a veces puede ser no tener nada y
creen en eso. Los que encuentran formas en las nubes, los que toman el mate
amargo, los que no tienen agenda, los que tienen callos en los pies y calles en
la suela de las zapatillas.
Pero
sobre todo me gusta la gente que no es como yo, la que me discute, la que me pelea,
la que por lo menos una vez en la vida tuvo ganas de cagarme a trompadas.