Llueve

Comienza a llover y alguien dice “llueve”
Todos piensan
en las cosas que dejaron afuera
Se nublan, se lamentan, llueven.
Casi nadie destendió la ropa
Ninguno cerró las ventanas. Ahora ríen
Desean salir y saltar bajo la lluvia
No lo hacen. No lo dicen
Hablan de los últimos estrenos en el cine
Preparan café para pasar el rato
Disfrutan el momento pero quieren irse
Ni siquiera distinguen belleza en las cosas
Apenas da tregua la lluvia piden dos taxis
Vuelven a sus casas
Agotados.

La parte Oriental

Cuando era chica Leticia abandonó
su parte oriental por miedo a serlo La dejó
en la puerta de la iglesia
envuelta en sábanas sucias 
y unas monedas que juntó robando la propina de los bares.
Se fue corriendo calle abajo hasta el río
El viento frío en la cara hizo caer una lágrima
Nadie le ofreció un cigarro y algunos reían
porque Leticia andaba a medias y recién
empezaba a entender que su parte oriental
era la que hacía la comida y tenía los mejores pensamientos.
Era la que veía luces y belleza y a veces
buscaba respuestas a las cosas de la casa,
era objetiva, usaba sombreros
Cosa típica de una parte oriental que ahora
Leticia quiere recuperar y piensa
que pasó tanto tiempo que quizás
ni siquiera la reconozca si la cruza por la calle.

Hollín, sushi y amor

Bajé del colectivo y me perdí
No reconocí la esquina, no distinguí su belleza
No encontré la ciudad.
Ahora te entiendo;
No se puede amar sin apurarse
Nos cuesta la armonía, nos confunde.
Me subo a colectivos que no sé
De dónde vienen ni a dónde van
Hablo con gente rara, gente loca, como uno.
O gente mística, mimética, mínimamente toxica
Esos me aburren.
Te busco por ciudades que no entiendo
Para pedirte perdón y cuando estoy por encontrarte me acuerdo
Que ya hace tiempo dejamos de existir.

Admitir no tener rumbo es como irse.
Irse por la ventana
Irse.
Los destinos son
sólo puntos de partida
Algo queda atrás. Adelante
Solo hay nubes.